Celebración de Finalistas en la Residencia Universitaria Teresiana de Coimbra

El 5 de junio de 2025, en el corazón de una ciudad que respira tradición y juventud, Coimbra, tuvo lugar la Celebración de Finalistas en la Residencia Universitaria Teresiana, un momento marcado por la profunda emoción, la gratitud y la esperanza. Entre recuerdos compartidos y miradas de despedida, los finalistas, compañeros y Hermanas se reunieron para celebrar el final de una etapa.

La tarde comenzó con la Eucaristía de Acción de Gracias, celebrada en un ambiente íntimo y profundamente simbólico. Reunidos en la capilla de la residencia, las finalistas expresaron su gratitud por el camino vivido, lleno de retos, crecimiento y muchos logros. La misa fue también un momento de comunión con todas aquellos que, a lo largo de los años, han hecho de la residencia algo más que un espacio físico: un verdadero hogar.

La homilía y las lecturas reflexionaron sobre el valor del tiempo vivido, el don de la amistad y la fe silenciosa que tantas veces ha estado presente en los gestos sencillos de la vida cotidiana. Como se recordó en la introducción a la celebración: «Aquí, entre el silencio, los gestos sencillos de la vida cotidiana, los abrazos cómplices en los momentos difíciles y los consejos de las Hermanas, hemos sentido crecer algo más grande: una serenidad, una confianza, una luz apacible.»

Al final de la misa, las sonrisas se mezclaron con las lágrimas. Ya echaban de menos la ciudad de Coimbra, los adoquines, los rincones de la residencia y las risas compartidas en los pasillos. Cada uno de las finalistas se llevó consigo la certeza de que esta etapa había sido vivida intensamente y que había dejado profundas huellas, como solo lo hacen las grandes experiencias vitales.

La fiesta continuó con cena y tertulia en el jardín de la residencia, donde no faltaron anécdotas, largos abrazos y fotos que intentarán, a partir de ahora, guardar lo que el tiempo se lleve. Hubo lugar para rememorar episodios memorables, en una celebración auténtica y emotiva.

La presencia de las Hermanas y de sus colegas más jóvenes fue esencial para crear un ambiente familiar lleno de afecto. Todas las finalistas recibieron un pequeño obsequio simbólico, más que un regalo, un vínculo con esta etapa que termina, pero que permanecerá viva en la memoria de cada una.

Para todos las que ahora se van, les deseamos un futuro pleno, con la audacia de los que sueñan y el coraje de los que han aprendido a empezar de nuevo. Y a las que se quedan, el llamamiento emocionado a «vivirlo todo», con intensidad, alegría y fe.

En la Residencia Universitaria Teresiana quedó claro: cuando se vive con el corazón, una casa se convierte en un hogar, y una despedida en un «hasta pronto».

«Hoy somos finalistas. Mañana seremos lo que la vida quiera que seamos«.

Comunidad de Coimbra

 

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